Relato: "Algo inesperado"

15.03.2011 11:49

Algo inesperado

Os voy a contar una historia que me pasó hace unos tres años y medio. Fui avisada para participar en una importante misión espacial junto a dos compañeras más. La misión consistía en viajar al espacio para ver pasar el cometa “Oscure” por Plutón. Llegó el momento. Todo estaba preparado cuando me llamaron para decirme que me quedaba sola al frente de la misión, pues mis dos compañeras no podían venir. Era todo muy arriesgado, pero me decidí a hacerlo.

Despegué bien. Iba todo perfecto. Pero de pronto, escuché un fuerte ruido y empecé a sentir cómo la nave descendía a gran velocidad. Cuando me desperté y bajé de la nave, comprobé que estaba en un lugar extraño, muy diferente a nuestro planeta. El cielo era rosa, las montañas azules, el agua verde…¡era todo tan raro!

Vi que se acercaban personas hacia mí, pero ¡eran tan diferentes a nosotros! Tenían los pelos morados, la piel roja, los ojos grandes y azules. Parecía que me hablaban, que se estaban comunicando conmigo, pero yo no entendía nada.

Una niña pequeña de unos seis años se acercó a mí. Para mi sorpresa, ella era diferente a los demás. Tenía el pelo castaño, los ojos azules y su piel blanca como la mía. Llevaba puesto un precioso vestido rosa. Empezó a hablarme y la entendía perfectamente. Me preguntó por qué estaba allí. Le conté toda mi historia desde el momento en que me encomendaron esta increíble misión y le pregunté algunas cosas acerca del lugar a donde había ido a parar.

Me contó que me hallaba en un planeta llamado “Lemon” (que en nuestro idioma significa limón) debido a la forma que tenía dicho planeta. Me dijo su nombre, que era Sora. Estuvimos largo rato hablando y contándonos cosas sobre nuestros respectivos planetas. Finalmente, le comenté que me sentía angustiada porque había perdido el control de mi nave y no sabía cómo poder volver a mi hogar. Ella me dijo que iba a llamar a Jack y Bust, dos familiares suyos, para que me ayudaran a arreglar mi nave.

Tardaron varios días en repararla. En ese tiempo aproveché para vivir con ellos y conocer sus casas, sus costumbres, sus formas de vivir…hasta que llegó el momento de partir y despedirme de Sora y los demás qué tanto cariño me habían demostrado en esos días. Partí con una gran pena en el corazón.

Llegué sana y salva a la Tierra. Conté todo lo que me había pasado a mis compañeros y familia, pero para mi sorpresa, nadie me creyó, creían que todo había sido un efecto producido por el viaje. Pero yo sé que fue real y soy muy feliz por haber vivido una experiencia sin igual.

María Isabel Aguilar Mancera 1º A

 

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